martes, 10 de junio de 2008

Diario de un viaje (por Kun Abreu)

Domingo 1 de junio


Mal comienzo. Parece que este año pintan bastos. Deberíamos haberlo intuido cuando nos quedamos con un palmo de narices en la primera tasca granadina. Como diría un ínclito ex ministro: Manda güevos! Meses deleitándonos con la imagen de las célebres tapas granadinas, y en el primer bar en el que pedimos una caña ... ni las gracias! Malditas expectativas!

Pero quizás estemos adelantando acontecimientos. Si bien el viaje fue muy tranquilo durante el transcurso de la mañana, a la hora de la comida las cosas empezaron a torcerse. No se sabe con certeza si la culpa fue de Roberto o de su cuñado pero el lugar escogido para comer en Aranjuez, pese a un primer vistazo prometedor, se podría resumir en una frase rotunda y clara: nos la metieron doblada.

Aún no tengo claro de si se debió a una caraja generalizada producida por el alborozo estomacal, que nos hizo obviar la carta pese a que nuestro querido nutricionista Mariano velaba por nuestro intereses, o al crack que tenían como camarero. Todo apunta a pensar que el principal causante fue tan entrañable personaje, un José Tomás de la hostelería al que en adelante denominaremos con el apelativo, en modo alguno cariñoso, de “Fresito”. Debimos sospechar algo cuando nos trajo el vino que le dio la gana con esos andares tan inquietantes y particulares (alguno seguro que estaba pensando en rellenar alguna garrafa de esas que tanto le gustan a Pío, para compensarlo por dejarlo en Oviedo), pero lo mejor llegó en los postres. Los que estábamos cerca de Mariano pudimos escuchar sus sabios consejos e hicimos caso omiso a los cantos de sirena de Fresito: “No veréis unas fresas como éstas en vuestra vida” y que razón tenía! por fortuna sólo uno de nosotros cayó en su trampa, pero la cara de cojoneo y cachondeo del resto bien merecían los 9 euros que se pagaron por las fresas más ruines y escuchimizadas que jamás hubiésemos visto! Menos mal que en medio de la hilaridad general a Fresito no le dio por enseñarnos sus abdominales (“Estoy como una tabla de planchar”!!!) por culpa de los malintencionados comentarios de Benito. Pa indigestión bastaba con la de las fresas.

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